20 de April de 2024
México, en el ciclo perverso de las «medidas dolorosas pero necesarias» de hace 40 años
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México, en el ciclo perverso de las «medidas dolorosas pero necesarias» de hace 40 años

Ene 5, 2017

Percepción Política

*Juan Manuel Magaña

El país no sale del ciclo perverso de las «medidas dolorosas pero necesarias» que nada han resuelto y todo lo han empeorado, iniciado hace 40 años por los presidentes del PRI, y secundado con gran empeño por los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón.
Ahora el presidente Enrique Peña Nieto reconoce que el mentado gasolinazo es una medida dolorosa que ningún gobierno quisiera tomar, pero consideró que era «inevitable» para preservar la sacrosanta estabilidad económica del país.
En su primer pronunciamiento público sobre el aumento en el precio de las gasolinas, hasta se dio el lujo de afirmar que la decisión no es consecuencia ni de la reforma energética ni de la hacendaria, sino se desprende del incremento internacional en el precio de los hidrocarburos.
La explicación es pueril. Cómo si ese encarecimiento se hubiera dado solito, sin responsabilidad alguna de este gobierno y los anteriores que hicieron labor de zapa para desmantelar la industria petrolera nacional con el fin de entregarla a capitales extranjeros. Como si el mentado Pacto por México -esa sospechosa alianza de este gobierno con los legisladores de PRI, PAN y PRD, básicamente- no se hubiera tratado, entre otras cosas, de matar por fin a la gallina de los huevos de oro, luego de abandonarla por largo tiempo a la negligencia y la corrupción.
Ahora Peña Nieto dice compartir y entender la «molestia y el enojo» que el gasolinazo ha provocado en muchos sectores sociales, y hasta se tomó la libertad de apelar a la comprensión de la sociedad para entender tal medida pues, dijo, de no haberse adoptado las consecuencias hubieran sido aún más dolorosas para el país.

La noticia de Videgaray, para que los medios le bajaran al gasolinazo

En los grandes medios de comunicación, la noticia de que Peña Nieto dio posesión a Luis Videgaray del cargo de secretario de Relaciones Exteriores cumplió su cometido: desviar la atención de la «molestia y el enojo» provocados a lo largo del país por el gasolinazo y de la incertidumbre que provoca la devaluación del peso (22 por dólar).
La «vuelta» del hombre de mayor confianza de Peña y artífice de la visita de Donald Trump a Los Pinos como candidato presidencial republicano era completamente esperada, no tenía nada de novedosa, pero está claro que el momento del anuncio del nombramiento fue escogido para que los grandes medios le bajaran al tema del gasolinazo y le subieran lo más posible a la nota y a los comentarios sobre el retorno de Videgaray.
El cambio de gobierno en Estados Unidos es inminente, el 20 de enero próximo, y Peña se adornó pidiendo que se acelere “el diálogo y los contactos para que desde el primer día de la nueva administración exista una relación de trabajo constructiva, se fortalezcan los vínculos bilaterales en ámbitos como la seguridad, migración y comercio”.
Encomendó a Videgaray establecer vínculos con EU “sin menoscabo de nuestra soberanía nacional” ni de la dignidad de los connacionales que residen en Estados Unidos, a quienes, precisó, debe asegurárseles un respaldo por la vía consular.