20 de April de 2024
Las Golondrinas
CirculoDigital Opinión

Las Golondrinas

Jul 4, 2016

Por la Espiral

Claudia Luna Palencia

Los que se querían ir, ahora piden volver. Los chantajes funcionan hasta que revienta la paciencia del que soporta la extorsión emocional y eso mismo les ha pasado a los británicos.

David Cameron, primer ministro de Reino Unido, puso sobre de la mesa de Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, la amenaza de consumar el referendo si su país no obtenía algunas concesiones para vetar los cupos migratorios y frenar la libre movilidad de las personas que es una de las características de adopción y pertenencia de los miembros de la Unión Europea (UE).

Pero Juncker que está hecho de palo, le dio los buenos días y lo regresó con las mismas hasta Downing Street. Una parte de los británicos argumentan que fueron sus abueletes los que decidieron abrir la puerta del infierno al votar por dejar la UE haciéndole más difícil el futuro a sus jóvenes.

¿Por qué un país que gracias a un pasaporte europeo goza de privilegios querría perderlos nada más porque sí? En casi cinco décadas gracias a la UE sus empresarios han tenido un acceso privilegiado a un mercado de más de 500 millones de habitantes potenciales consumidores.

Un mercado con unas reglas de competencia muy claras así como para las inversiones, la movilidad de las personas, su acceso en el mercado laboral intracomunitario; con políticas fiscales buscando una sincronía y una representación específica en el Europarlamento.

Pero todo va a cambiar y nadie sabe muy bien cómo porque se trata de un proceso inédito en la experiencia de la UE, para empezar deberá ajustarse hasta el organigrama de los órganos de control y de gobierno del conglomerado europeo.

Por ejemplo, el Parlamento Europeo está conformado por 751 diputados, de los cuales 73 son eurodiputados británicos que no podrán seguir ocupando sus escaños, ni tendrán más voz ni voto, en cuanto sea consumado de hecho y en el papel la salida del Reino Unido.

Y con la devolución del pasaporte europeo se termina el trato de favor en las relaciones comerciales que país por país deberá renegociar con los británicos; también lo que refiere al régimen especial de inversiones, reinversión de ganancias y tributación fiscal.

A COLACIÓN

Christine Lagarde, desde el Fondo Monetario Internacional, aseveró que el organismo se mantendrá vigilante acerca del desarrollo de los acontecimientos. Y José Ángel Gurría, titular de la OCDE, advirtió que a los británicos les podría costar un mes de salario hasta el 2020.

Pero a todo esto, ¿por qué se marchan? Para Iñigo Escudero, CEO de Invesco, el meollo radica en que vivimos en un mundo de populismos que le meten presión a los gobiernos.

«Con el Brexit pierde Reino Unido, pierde Europa, pierde España por supuesto. El PIB se afectará por el lado del comercio y habrá un período de incertidumbre financiera», adelantó.

Por su parte Joaquín Almunia, ex comisario de Economía de la UE, en su opinión no entiende por qué Reino Unido querría irse del grupo con las buenas notas que ha obtenido todos estos años inclusive «a pesar de la crisis que nos afectó a todos recientemente a ellos no les fue tan mal».

El argumento central, añadió quien fungiera como secretario general del PSOE, estriba en la defensa de la soberanía y en la defensa del mercado interno «pero más bien son razones muy emocionales que racionales».

«Al proyecto de la UE le queda mucho camino en este siglo debe insuflarsele energía para que tenga una mejor autoestima y fortalecer las instituciones europeas, mejorar su coordinación y cohesión para no dar baza a los rupturistas», aventuró Almunia.

Empero, entre si es una decisión más emocional que racional, a día de hoy lo que se preguntan los europeos a pie de calle es por qué eligieron irse: ¿Por las cuotas de inmigración ante los refugiados sirios? ¿Por las negociaciones de la UE con Estados Unidos por el TTIP que muchos consideran como el nuevo caballo de Troya americano para socavar la industria local europea? ¿Por puro y llano nacionalismo? ¿Quienes son las manos poderosas que han lubricado la consumación del Brexit? Desde luego algo inoculó el virus de la discordia…