26 de April de 2024

Contrafilo

*José García Segura

Delincuencia y violencia aumentaron a nivel nacional en los meses recientes.

Siete entidades: Guerrero, Veracruz, Chihuahua, Tamaulipas, la CDMX,  el Estado de México, Michoacán y Sinaloa concentran el 44 por ciento de los homicidios en todo el país.

Acapulco, Chilpancingo, iguala y Chilapa;  Xalapa y Veracruz puerto; Juárez; victoria y Reynosa; Iztapalapa, Gustavo A.  Madero, Cuauhtémoc, Venustiano Carranza; Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla, Chimalhuacán, Naucalpan, Tultitlán y Tecámac, en ese orden; Zamora, Uruapan y Apatzingán; Culiacán y Mazatlán son los municipios más violentas de este país.

La semana anterior, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong había anunciado un plan de ataque al homicidio doloso en 50 ciudades mexicanas pero a partir de hoy, el campo de acción se extiende a un centenar de localidades con más de cien mil habitantes cada una.

Un estudio elaborado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal refiere que ciudad Juárez es la urbe más peligrosa (298 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes) seguida de Chihuahua, capital; Mazatlán y Culiacán.

Desde el punto de vista de la Iglesia católica, la inseguridad y la violencia en México, “que se manifiesta en robos, asaltos, secuestros, y lo que es más grave, en asesinatos” están acabando con la convivencia armónica y pacífica.

No se trata de hechos aislados o infrecuentes, sino de una situación que se ha vuelto habitual, estructural, que tiene distintas manifestaciones y en la que participan diversos agentes, señala.

En cuanto a la escalada del crimen organizado establece que su actuar “se caracteriza por la crueldad, por la venganza, por la exhibición de poder y por la intención de intimidar a quienes son considerados rivales” así como a la sociedad en general.

En un documento oficial la Vicaría de Pastoral advierte que algunas de las actividades criminales más comunes son narcotráfico, secuestro, trata de personas, lavado de dinero, extorsión y ejecuciones intimidatorias.

Si el gobierno mexicano quiere en verdad revertir esta situación, debe ir a la raíz, al fondo del problema, de lo contrario el circulo vicioso permanecerá.